lunes, 7 de diciembre de 2009

En busca de consensos contra el cambio climático (La Jornada)

Iván Restrepo

Hoy se inicia formalmente en Copenhague una nueva cumbre en busca de consensos a fin de enfrentar los problemas ocasionados por los gases de invernadero, causantes del cambio climático. Miles de delegados, de más de 150 países, organismos internacionales, expertos en el tema y representantes de agrupaciones defensoras del medio ambiente saben que el cónclave está marcado por signos negativos. Hace apenas un mes se dijo que sería imposible lograr un acuerdo completo y vinculante sobre la reducción de emisiones de gases de invernadero, especialmente del dióxido de carbono (CO2), que sustituya al Protocolo de Kyoto, firmado en 1997. El motivo: Estados Unidos y China, responsables de la mitad de la contaminación mundial, anunciaron que no están en posibilidades de reducir la generación de esos gases tal como se propone aprobar en la capital danesa. La protesta mundial no se hizo esperar.

En el caso estadunidense, el obstáculo es que no puede firmar ningún compromiso concreto sobre la materia sin la aprobación del Senado, el cual desde tiempos de Clinton se ha negado a dar el visto bueno al Protocolo. En cambio, la Cámara de Representantes sí lo hizo. La negativa es una muestra más de cómo los grandes intereses económicos influyen en la agenda legislativa del vecino país, que no deja de aumentar sus emisiones. Recordemos que el presidente Bush negó la existencia del cambio climático. Hoy su sucesor Barack Obama no solamente lo reconoce, sino afirma que su país es uno de los responsables de dicho cambio. Ya logró que le aprobaran una ley para atacarlo internamente y dispone de 80 mil millones de dólares para promover las energías limpias.

China, por su parte, dijo hace un mes que no podría cumplir con las reducciones que se propondrán en Copenhague, pues frenar su maquinaria de crecimiento le ocasionaría serios problemas sociales. Y porque su contribución contaminante per cápita no es elevada. Pero en cuanto Obama declaró que sí trabajaría para lograr acuerdos vinculantes en esta cumbre (como reducir las emisiones de gases invernadero en 17 por cento), anunció un enorme plan de eficiencia energética para ahorrar en el año 2020 una cuarta parte de todo el CO2 que el planeta debe dejar de emitir con miras a limitar el calentamiento global.

No hay duda de que sin la firme voluntad política de China y Estados Unidos es imposible un acuerdo sustancial para aprobar y cumplir medidas obligatorias relacionadas con el cambio climático. Tan es así que, una vez que cambiaron de parecer ambas potencias, Rusia, Corea del Sur y los países integrantes de la Unión Europea se sumaron al optimismo. La Unión Europea, con los presidentes de Francia y Alemania a la cabeza, está por llegar un buen acuerdo, no un retroceso. Se desconocen, en cambio, los planes que al respecto tiene India, otra potencia inmersa en un crecimiento económico con saldos negativos para el medio ambiente.

Cabe señalar que países en vías de desarrollo se oponen a que les fijen objetivos concretos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Alegan que no son los grandes generadores mientras sufren ya los impactos nocivos del cambio climático. Un ejemplo de ello se tiene en el continente africano. Sin embargo, el mundo subdesarrollado contribuye también a dicho cambio.

México lo hace por medio de la deforestación de bosques y selvas, rubro en que figuramos en los primeros lugares del planeta; igualmente con el consumo creciente de hidrocarburos. Somos un país donde, por ejemplo, se privilegia el transporte privado sobre el público y no se impulsa una tecnología nacional para obtener energías limpias, asunto entregado vergonzosamente a las trasnacionales. Agreguemos los procesos industriales contaminantes, la destrucción de ecosistemas fundamentales para aminorar los efectos del cambio climático, como los humedales; la sobrexplotación y mal uso del agua; extender sobre áreas verdes la mancha de asfalto de las ciudades. No obstante, los funcionarios siguen repitiendo que no somos de los grandes generadores de gases de efecto invernadero. Aun así, padecemos los efectos del cambio climático en todo el país.

Comienza la cumbre. Veremos si no se imponen otra vez los intereses privados al de la sociedad.



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AHANAOA A. C.
Miguel Leopoldo Alvarado, N.D.
Fundador y Presidente
http://www.nutriologia-ortomolecular.info/

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CAMBIO CLIMÁTICO

CAMBIO CLIMÁTICO

Se llama cambio climático a la modificación del clima con respecto al historial climático a una escala global o regional. Tales cambios se producen a muy diversas escalas de tiempo y sobre todos los parámetros climáticos: temperatura, precipitaciones, nubosidad, etcétera. Son debidos tanto a causas naturales (Crowley & North 1988) como antropogénicas (Oreskes 2004).

El término suele usarse, de forma poco apropiada, para hacer referencia tan sólo a los cambios climáticos que suceden en el presente, utilizándolo como sinónimo de calentamiento global. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático usa el término cambio climático sólo para referirse al cambio por causas humanas:

Por "cambio climático" se entiende un cambio de clima atribuido directa o

indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se

suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables
Artículo 1, párrafo 2

Como se produce constantemente por causas naturales se lo denomina también variabilidad natural del clima. En algunos casos, para referirse al cambio de origen humano se usa también la expresión cambio climático antropogénico.

Además del calentamiento global, el cambio climático implica cambios en otras variables como las lluvias globales y sus patrones, la cobertura de nubes y todos los demás elementos del sistema atmosférico. La complejidad del problema y sus múltiples interacciones hacen que la única manera de evaluar estos cambios sea mediante el uso de modelos computacionales que simulan la física de la atmósfera y de los océanos. La naturaleza caótica de estos modelos hace que en sí tengan una alta proporción de incertidumbre (Stainforth et al. 2005)(Roe & Baker 2007), aunque eso no es óbice para que sean capaces de prever cambios significativos futuros (Schnellhuber 2008)(Knutti & Hegerl 2008) que tengan consecuencias tanto económicas (Stern 2008) como las ya observables a nivel biológico (Walther et al. 2002)(Hughes 2001).

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