domingo, 25 de mayo de 2008

Se necesitan más árboles para combatir el calentamiento global

Se necesitan más árboles para combatir el calentamiento global
Hoy Día Mundial del Árbol es importante recordar que los árboles jóvenes producen menos dióxido de carbono -principal gas  que calienta el planeta- que los viejos. Vea: El valor de los árboles Más: ¿Cómo plantar un árbol?

Árboles en la urbanización Valle Arriba | Yanny Montilla

Un bosque viejo produce el efecto contrario a uno joven, ya que absorbe y elimina oxígeno y emite más dióxido de carbono. Por su parte, los árboles jóvenes y en pleno crecimiento, absorben y eliminan dióxido de carbono en una proporción de alrededor de 1,5 kilogramos por cada kilogramos de su propio peso, y lo reemplazan por oxígeno en una cantidad equivalente.

Esta afirmación fue realizada por el profesor Diego Díaz Martín, jefe del Departamento de Estudios Ambientales de la Universidad Metropolitana y Director del Proyecto Ávila, a propósito de la celebración del Día del Árbol este domingo 25 de mayo.

En el proceso de fotosíntesis, fijan el carbono en el cuerpo del árbol (ramas, troncos, hojas, flores y frutos) y se convierten en almacenadores naturales de carbono. Algunos estudios destacan que un árbol de tamaño medio absorbe alrededor de 6 kilogramos de dióxido de carbono (CO2) al año, por lo que en 40 años asimilaría como mínimo 250 kilogramos.

Por lo anterior se deduce que no sólo es importante mantener y conservar los bosques naturales dentro de las áreas protegidas, sino además, deben fomentarse nuevas extensiones forestales, que no sólo contribuyan a mantener el ciclo hidrológico y regular el clima, sino para proveer alimento, refugio y hasta medicinas a la humanidad.

Díaz Martín señala "que dado que al día, una persona consume en promedio al menos 10 metros cúbicos de aire, se necesitarían al menos 50 árboles jóvenes y sanos por cada ser humano para garantizar la calidad del aire en la tierra".

Sin embargo, aclara que ello dependería de la especie, la edad y el clima en el cual se desarrolle el árbol, pues ni todos los árboles consumen la misma cantidad de CO2 ni producen la misma cuantía de oxígeno".

Frente a la deforestación y la tala, Díaz señala que "si se queman o talan los árboles, se volvería a liberar a la atmósfera el dióxido de carbono fijado, pero si los conservamos, se convierten en almacenadores de carbono que ayudan a mitigar los cambios climáticos y el calentamiento global", concluyó.


--
AHANAOA A. C.
Lic. Nut. Miguel Leopoldo Alvarado
http://www.nutriologiaortomolecular.org/
http://www.seattlees.com/

No hay comentarios:

CAMBIO CLIMÁTICO

CAMBIO CLIMÁTICO

Se llama cambio climático a la modificación del clima con respecto al historial climático a una escala global o regional. Tales cambios se producen a muy diversas escalas de tiempo y sobre todos los parámetros climáticos: temperatura, precipitaciones, nubosidad, etcétera. Son debidos tanto a causas naturales (Crowley & North 1988) como antropogénicas (Oreskes 2004).

El término suele usarse, de forma poco apropiada, para hacer referencia tan sólo a los cambios climáticos que suceden en el presente, utilizándolo como sinónimo de calentamiento global. La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático usa el término cambio climático sólo para referirse al cambio por causas humanas:

Por "cambio climático" se entiende un cambio de clima atribuido directa o

indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se

suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables
Artículo 1, párrafo 2

Como se produce constantemente por causas naturales se lo denomina también variabilidad natural del clima. En algunos casos, para referirse al cambio de origen humano se usa también la expresión cambio climático antropogénico.

Además del calentamiento global, el cambio climático implica cambios en otras variables como las lluvias globales y sus patrones, la cobertura de nubes y todos los demás elementos del sistema atmosférico. La complejidad del problema y sus múltiples interacciones hacen que la única manera de evaluar estos cambios sea mediante el uso de modelos computacionales que simulan la física de la atmósfera y de los océanos. La naturaleza caótica de estos modelos hace que en sí tengan una alta proporción de incertidumbre (Stainforth et al. 2005)(Roe & Baker 2007), aunque eso no es óbice para que sean capaces de prever cambios significativos futuros (Schnellhuber 2008)(Knutti & Hegerl 2008) que tengan consecuencias tanto económicas (Stern 2008) como las ya observables a nivel biológico (Walther et al. 2002)(Hughes 2001).

VISITA EL SITIO PRINCIPAL